"Que hablen mal de uno es espantoso, pero hay algo peor: que no hablen"Oscar Wilde



Ámame u ódiame pero HABLA


viernes, 7 de mayo de 2010

Violencia

A finales de 2005 salió una de las películas venezolanas más importantes, Secuestro express, la verdad es que no fue sino hasta hoy que tuve la oportunidad de verla. Y en realidad no fue la oportunidad, sino que después de casi 5 años fue que pude aceptar que en Venezuela tiene que hacerse este tipo de cine; cine violento, cine que muestre la realidad de un país, la de una ciudad dividida dónde nuestra única unión o conexión diaria de esos mundos distintos es lamentablemente: la violencia.

Una violencia que está ahí, pero que no nos atrevemos a mirar de cerca, que hacemos caso omiso. A la que intentamos sobrevivir, ¿Pero sobreviviendo a qué?, sobreviviendo a nosotros mismos, sobreviviendo a una sociedad resquebrajada y egoísta que solo piensa en el bien de ellos mismos. Podríamos verlo como una “lucha de clases”, pero no una lucha de clases de las que hablaba Marx, que en su utopía era por la igualdad social llegando a ella honradamente, no como en la actualidad que los pobres quieren hacerse ricos robando al rico y ya.

Tal vez sea falta de valores, pero qué valores le puedes exigir a un padre de familia que tiene que darle de comer a sus hijos y no hay más trabajo que ese, o por lo menos uno que pague bien, porque con valores no se come.

Venezuela, o mejor dicho Caracas no es una sola ciudad, vivimos en un híbrido de ciudad, llena de todo lo bueno, malo, feo y lo más horrible y bizarro que podamos imaginar y creo que no necesitamos que nos lo reflejen superficialmente en una película para darnos cuenta y salir de nuestra burbuja a mirarla detenidamente y fijarnos no solo en nosotros sino en los demás también y conocer el país en el que vivimos.

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